domingo, 3 de diciembre de 2017

El Octavo viaje de Simbad

Aseguran que en Las Mil y una Noches, Sherezade le narró al rey Sharyar los siete viajes de Simbad. 

En el primero, Simbad llegó a una isla que no era una isla, si no el lomo de una ballena gigante. En el segundo, se ató a las garras de un ave roc gigante y se quedó con los diamantes de la isla. En el tercero, emuló la hazaña de Ulises en La Odisea y dejó ciego al cíclope clavándole una estaca en su único ojo. En el cuarto, asesinó a varios hombres y mujeres que como él habían enviudado y fueron condenados a compartir en vida el sepulcro de sus parejas. En el quinto, llegó a una ciudad habitada por simios antropófagos. En el sexto, llegó a la isla de la serpiente que se tragó a un elefante. En el séptimo, arribó a una ciudad habitada por hombres-pájaro que en realidad eran demonios.  

Fascinado el rey Sharyar con las aventuras de Simbad, Sherezade omitió contarle el octavo viaje. Por orden del califa de Bagdad, Simbad fue enjuiciado por ser un pésimo marino ya que la mayoría de sus viajes terminaron en naufragio. En contra de su voluntad, lo condenaron a su último viaje y lo arrojaron al fondo del mar, atado a una roca muy pesada. Así llegó al reino de los Atlantes de donde nunca pudo escapar.