Una vez al año, todos los felinos del mundo se reúnen en la sabana africana para definir quién es el más rápido. Año tras año se repite el mismo resultado. El Guepardo, con sus más de cien kilómetros por hora, hacía morder el polvo a los otros felinos, como el Tigre, el Leopardo o la Pantera.
En la última carrera, dos felinos peruanos, el Puma (corredor) y el Otorongo (su entrenador) se propusieron ganar como sea. A espaldas del León —el más justo de los felinos— habían decidido hacer trampa. Cuando los gatos siameses anunciaron la partida, todos los participantes se echaron a correr y el Guepardo rápidamente les sacó varios metros de ventaja.
Parecía que una vez más iba a ganar, pero de repente apareció en su camino un fantasma, un felino venido de la nada, un Smilodon. "¡No puede ser, tú te extinguiste hace trece mil años!", exclamó el Guepardo, paralizado por el miedo. El Puma aprovechó y corrió hacia la meta, llegó primero y derrotó al Guepardo después de mucho-mucho tiempo.
Nunca se supo que el Smilodon —más conocido como 'Diente de Sable'— había sido una proyección, un holograma, ideado por el Otorongo, orgulloso de que por primera vez el trofeo se fuera para el Perú.
domingo, 30 de octubre de 2016
jueves, 27 de octubre de 2016
Yabadabadú
Nos habíamos juntado en el parque para ver a quien le tocaba. Ñaja comenzó el ritual de señalar a cada uno cantando: "Pedro Picapiedra mató a su mujer, de cinco cuchillazos la hizo caer, yabadabadú, saliste tú..." Y su dedo terminó señalando el pecho de Mauricio. Bien obediente, Mauricio cumplió con el juego. Tomó el cuchillo de la cocina y lo clavó cinco veces en la espalda de su hermana. La pobre se llamaba Ana.
el arquero alado

Cuando estaba a punto de conseguir un récord de imbatibilidad, la Federación le prohibió al arquero seguir tapando. Los equipos rivales protestaron porque consideraban que sus alas era una habilidad sobrenatural que lo inhabilitaba. El arquero se propuso acatar la orden y juró que nunca más volvería a usar sus alas. Para ello las amarró con vendas, luego con sogas, correas, las más pesadas cadenas, pero era imposible, siempre que el arquero se lanzaba sus alas se liberaban de los objetos que las ataban y los árbitros invalidaban sus jugadas.
Desesperado porque el fútbol era su vida, el arquero decidió someterse a una operación para extirparle las alas. Lo operaron pero nunca más pudo volver a tapar. Nunca más sus pies pudieron despegarse del suelo.
domingo, 23 de octubre de 2016
Ninjas de mi Barrio
Un día, mis amigos y yo jugábamos a que éramos ninjas. Estábamos probando nuestras 'espadas', cuando de repente una bala, que sale disparada de no se sabe dónde, impactó en el tanque de agua, cerca de la cara de Ricardo. Sorprendidos intentamos saber quién habría disparado. El 'Hongo' dijo que vio un fogonazo salir de la ventana de don Jacinto, el vecino amargado que siempre nos gritaba, diciéndonos que vayamos a jugar fútbol a otra parte. Justo en ese momento salió Stefano de su casa y le contamos lo que había sucedido. Fuimos al edificio donde vivía don Jacinto, subimos a su departamento en el tercer piso y encontramos que la puerta estaba abierta, unos tipos habían entrado a robar y todavía estaban allí. A don Jacinto lo tenían de rodillas, con las manos arriba, temblando de miedo. Stefano dijo que si llamábamos a la policía, ellos llegarían muy tarde, así que decidimos actuar porque no podíamos permitir que hubieran rateros en el vecindario. Con nuestras 'espadas' —palos de escobas— los atacamos por la espalda y los golpeamos hasta que los tres ladrones se desplomaron en el piso. Solucionar las cosas por nuestra cuenta hizo que naciera y creciera la leyenda de los Ninjas de mi barrio. Nunca más volvimos a tener ladrones.
La Danza de los Esqueletos
Existe una isla cubierta por la é de Océano Pacífico, por eso nunca aparece en los mapas. Todos los días, allí siempre muere alguien de una manera horrible. Y cada doce años, todos esos muertos regresan a la vida y sus esqueletos bailan a la luz de la luna. En el centro de la isla se levanta un gran volcán. Y esa noche que salieron los muertos, el volcán hizo erupción y los muertos quedaron debajo de la lava. Encerrados bajo una gruesa lápida de lava petrificada, los muertos nunca más volvieron a bailar.
El Bombero Valiente

sábado, 22 de octubre de 2016
La Pesadilla

domingo, 16 de octubre de 2016
Diálogo de Camerino

—Mañana
jugamos la Final contra el Washington.
—Vamos a
cobrarnos la revancha. Este año nos hemos reforzado con Fabio y Matías. A
Alonso le ha hecho bien meterse en la Academia de Fútbol en el
verano.
—Nosotros
hemos mejorado, pero Washington sigue siendo el mejor. Ellos tienen a Víctor, a
Adrián, a Benedict, a Joaquín en el arco. Él se para fijo entre palo y palo y
no hay cómo meterle un gol.
—Diego
también ha mejorado desde que está en la Academia de la San Martín. Ahora mueve
el mediocampo. Es más creativo. En el partido pasado jugamos como una máquina y
goleamos al Roosevelt 7 a 0.
—Casi
igualamos a Washington que le metió nueve al Kennedy.
—El
problema de nuestro equipo es que a veces nos desordenamos. Todos queremos
atacar y nadie se queda a defender. El año pasado entre Víctor y Adrián nos
metieron seis goles. En todos estaban solitos frente al arco.
—Es culpa
del árbitro que no cobra posición adelantada.
—En
fulbito no se cobra posición adelantada, eso se cobra en el fútbol.
—¡Esta
vez sí, muchachos! ¡Debemos estar concentrados! Fabio, no hagas payasadas en el
arco. Por dártelas de gracioso, los pelotazos fáciles se te escurren como si
tuvieras mantequilla en los guantes. Alonso, tú te quedas atrás con Sebastián.
Es muy desordenado, pero si le hablas bonito te hace caso. Yo me quedo con
Matías en el medio para crear y obstruir. Jugamos sólo con Alfieri
adelante.
—¿Con
Alfieri? Pero si él se para fallando goles. Siempre hace una de más. Le gusta colocarse,
que la gente lo mire y encima patea despacio. A su remate le falta potencia.
Parece que no come bien en su casa.
—Ustedes
no lo han visto jugar últimamente. Alfieri ha mejorado bastante. En las clases
de fútbol de las tardes le han enseñado a tocarla en primera y a jugar más
para el equipo, a no enviciarse con la pelota, a darle pase al compañero mejor
ubicado.
—Pero el
equipo funcionó muy bien la fecha pasada sin él.
—Una cosa
es jugar contra el Roosevelt y otra contra Washington. El partido es crucial y
a Alfieri lo necesitamos.
—Diego,
lo dices porque Alfieri es tu pata. Eso se llama ser argollero.
—No es
argolla, Alfieri es nuestro mejor delantero y lo saben. Merece jugar de
titular. Me la juego por él. Mañana, cuando acabe el partido veremos si al
apostar por él nos equivocamos o no.
—¡Todo
sea por Lincoln!
—¡Por
Lincoln!
—Y por
'Alfieri Fútbol Club' —exclama Alfieri, quien, para variar, había llegado
tarde a la reunión.
La Isla del Zodíaco
En medio del Océano Atlántico existe una isla que los navegantes conocen como la Isla del Zodíaco. Es una isla que tiene fama de maldita, por eso los barcos la pasan de largo. Cuenta la leyenda que cada cuatro años aparece el Diablo y escoge a doce personas, cada una nacida en un símbolo del zodíaco distinto, para que hagan maldades a ciento veinte personas cada uno.
Cumplido el plazo para que hagan sus maldades, se apareció el Diablo y vio que ninguno de los doce había cumplido con la misión encomendada. Había escogido a personas de buen corazón que se resistieron a hacer daño a sus semejantes. El Diablo furioso buscó a los doce y sólo encontró a once a quienes los convirtió en Ángeles Malditos.
Sin embargo, se salvó la persona que representaba al signo de Escorpio. Lo buscó por toda la isla y no lo pudo encontrar. Nunca supo que se salvó porque era el único que tenía un escudo secreto. Ese escudo se llamaba Dios quien lo escondió en el Cielo transformándolo en una Constelación.
Cumplido el plazo para que hagan sus maldades, se apareció el Diablo y vio que ninguno de los doce había cumplido con la misión encomendada. Había escogido a personas de buen corazón que se resistieron a hacer daño a sus semejantes. El Diablo furioso buscó a los doce y sólo encontró a once a quienes los convirtió en Ángeles Malditos.
Sin embargo, se salvó la persona que representaba al signo de Escorpio. Lo buscó por toda la isla y no lo pudo encontrar. Nunca supo que se salvó porque era el único que tenía un escudo secreto. Ese escudo se llamaba Dios quien lo escondió en el Cielo transformándolo en una Constelación.
Exterminio
Estaba un día sentado en mi barrio, pensando cómo sería si de repente el mundo se quedara sin humanos, si desapareciéramos de la Tierra por una epidemia que sólo nos afectara a nosotros y no a los demás seres vivos. Vi entonces cómo sería el mundo sin nosotros, eso pasó delante de mis ojos. Las calles se quedarían sin luz porque ya no habría energía eléctrica. Las fábricas se pararían. El mundo estaría más limpio porque no habría más basura. No habrían carros, ni chimeneas que contaminen. El aire sería más puro. Todos los perros, gatos, peces de en las peceras morirían. Los animales domésticos que sobrevivan tendrían que volverse más salvajes para sobrevivir. Los satélites en el espacio se caerían como estrellas moribundas. Los puentes, edificios, murallas, se derrumbarían corroídas por el tiempo. Las plantas nucleares explotarían y la radioactividad mataría a animales y plantas. Las ciudades construidas en el desierto desaparecerían en la arena. Los pantanos se comerían a las ciudades. Los animales marinos saldrían de las profundidades y poblarían el mar. Sin humanos, el verde brotaría del asfalto porque el planeta no necesita de nosotros para estar vivo.
domingo, 9 de octubre de 2016
Carrera de skates

Una mañana de vacaciones, estábamos en nuestro barrio imaginando que con nuestros skateboards éramos equipos de autos de carrera. Bruno dijo: "A sus marcas, listos..." y nos pusimos a rodar y a rodar, a rodar y a rodar (mi vida), dando vueltas por el parque.
En las ocho primeras vueltas yo llevaba la delantera. Habíamos quedado que ganaba el que terminara primero en las diez vueltas al parque. En la vuelta nueve ya le había sacado ventaja a la mayoría. Estaba a punto de pasar a los últimos (a quienes todavía no llegaban a la novena vuelta). Pasé a 'Panconpavo' y cuando estaba a punto de pasar al Gordo Nemo, este que pierde el equilibrio, se cae y yo que me caigo encima de él. Pero el que llevó la peor parte fue 'Panconpavo' que venía detrás de mí. Se tropezó con los dos y salió volando y cayó encima de su brazo. Todos nos reímos sin saber que se había fracturado el brazo.
A la mañana siguiente volvimos a ver a 'Panconpavo' en la calle. Quería la revancha de la carrera, así y todo con el brazo enyesado.
'El Chicote Caliente'

El 'chicote caliente' había sido encontrado por Angelo, Bruno y Matías cuando le llegó el turno a Ricardo. Ricardo comenzó a corretear a todos y cuando lo tuvo al gordito Matías cerca, le chicoteó la cara con tan mala suerte que le vació el ojo y el pobre desde ahora lo conocemos como el 'Tuerto del Barrio'. Nunca más volvimos a jugar 'chicote caliente'.
martes, 4 de octubre de 2016
La Guerra Prehistórica

Los tiranosaurios atacaban y los triceratops se defendían. Los triceratops les hicieron mucho daño con sus cuernos agudos y redondos, pero los tiranosaurios hacían más daño con los colmillos de sus tenebrosas mandíbulas. La guerra se prolongó por años. No había cuando la guerra pudiera acabar. Cuando parecía que los triceratops podían ganar gracias a una inteligente estrategia, apareció un asteroide en el firmamento que cayó en un sitio que ahora llamamos Golfo de México que mató a la mayoría de seres vivos y nadie ganó.
En el futuro, los herederos de los que sobrevivieron, siguen peleando y no saben vivir en armonía. No han aprendido nada.
lunes, 3 de octubre de 2016
Hamburguesería Endemoniada

En la Edad Oscura

Llamamos a la Policía y descubrimos que se trataba de un señor disfrazado que les robaba
a los niños. Los asustaba. En busca de más respuestas, Luis Alonso quiso seguir investigando e investigamos Nos metimos más al fondo, hasta llegar a una compuerta. Entramos y vimos un cruce
entre zombie y ser humano. Lo teníamos en secreto hasta que se lo contamos en este relato.
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