jueves, 27 de octubre de 2016

el arquero alado

Había un arquero que tenía alas, por eso era muy difícil que le marcaran goles. Volaba velozmente de un palo a otro, llegaba a los lugares imposibles, impedía que las pelotas ingresaran por donde los comentaristas dicen hacen nido las arañas. Este arquero no era un ángel. Era un ser humano como cualquier otro. Había nacido con alas porque su mamá comió mucha sopa con perdices y huevo de codorniz cuando estuvo embarazada. 

Cuando estaba a punto de conseguir un récord de imbatibilidad, la Federación le prohibió al arquero seguir tapando. Los equipos rivales protestaron porque consideraban que sus alas era una habilidad sobrenatural que lo inhabilitaba. El arquero se propuso acatar la orden y juró que nunca más volvería a usar sus alas. Para ello las amarró con vendas, luego con sogas, correas, las más pesadas cadenas, pero era imposible, siempre que el arquero se lanzaba sus alas se liberaban de los objetos que las ataban y los árbitros invalidaban sus jugadas.


Desesperado porque el fútbol era su vida, el arquero decidió someterse a una operación para extirparle las alas. Lo operaron pero nunca más pudo volver a tapar. Nunca más sus pies pudieron despegarse del suelo.

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