martes, 29 de noviembre de 2016

El Ángel de la Muerte

Yo tuve como Ángel de la Guarda al Ángel de la Muerte. En el día mi Ángel dormía en la fachada de mosaicos de la Universidad Nacional y en las noches velaba mis sueños pegado en el techo, librándome de zancudos, arañas y otros bichos que me quisieran molestar. 

El Ángel de la Muerte no sólo velaba mi descanso. Me entretenía contándome historias de cómo mataba en masa, como por ejemplo en el antiguo Egipto cuando cargó con todos los primogénitos o en la Edad Media en forma de peste negra. 

Los ángeles de la guarda cuidan a los niños hasta que cumplen ocho años. De allí te abandonan, buscan a otro niño que los pueda necesitar. Yo tengo diez y extraño a mi Ángel de la Muerte, sobre todo en los veranos cuando los zancudos no dejan descansar. 

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