miércoles, 2 de noviembre de 2016

Mi perro Cabaña

Había en medio de la calle un perro al costado de un viejo Volkswagen Escarabajo. Se trataba de un dálmata de porte esbelto y muy bien cuidado que llevaba en el cuello un cartel en el que decía: «Adóptame». Pasaba por allí un niño con su mamá quienes se quedaron encantados con el perro. Buscaron a alguien para decir que se lo llevaban, pero no encontraron a nadie que les diera razón por el perro o por el Escarabajo destartalado. 

Se llevaron el dálmata a casa. El niño le puso Cabaña como nombre, lo cobijaron en el patio y, a la mañana siguiente, sin ninguna explicación, el perro había desaparecido. El niño y su mamá lo buscaron por todas partes, se les ocurrió volver a la calle donde lo habían recogido y allí lo encontraron, al costado del mismo Volkswagen y con el cartel de «Adóptame» en el cuello. 

Volvieron a llevarse al perro a su casa y al día siguiente volvió a desaparecer. Esta escena se repetía día tras día hasta que la mamá, cansada de esta situación, decidió hacerle exámenes a Cabaña. Los rayos X revelaron que el animal no tenía huesos, ni órganos ni nada. La ciencia determinó que se trataba de un fantasma.  

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